Y ahí,
justo antes de alcanzar ese peldaño,
justo ahí fue que fuimos
las piedras blancas y grises de la plaza, de la ermita, del claustro,
Ahí fue que fuimos roca y mineral, y crecimos en el tiempo con la plaza, elevándonos en la ermita ante el altar y ante las tumbas de los muertos que ahora nos sotienen y nos permiten flotar.
Porque fuimos roca y mineral, como son ellos, creciendo entre las rocas y las rocas siendo,
y siendo la vida que pasa por nosotros y que es la plaza misma y la hermita y el claustro, y toda la gente que la pasa y la pasea.
Después dormir el sueño
Y en una pausa otro beso, y otro mas, desde la mas dulce tensión del cuello,
que se encorva con respeto como para hacerlo blanco,
un beso blanco, que se distingue de todos los demás.
Y entre todos esos blancos, éste, como sellando un pacto, de pureza, de honestidad…
Un beso blanco que recuerdo desde el mar.
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